domingo, 15 de enero de 2012

LLUVIA NO DESEADA

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La pobre caña de bambú agonizaba en su propia paradoja.  Estaba tirada al lado del vasto océano, pero el agua, vital para su supervivencia, no llegaba hasta donde se ubicaba.  Sólo pedía unas gotas de lluvia para poder coger fuerzas y lanzarse al mar, sólo eso.  Además el día había amanecido con algunas nubes.  Se sentía con sus últimas fuerzas, pero optimista con respecto a la posibilidad de una breve llovizna.
Mientras escucha el monótono sonido de las olas caprichosas que no se acercan a ella, nota de repente algo que le roza, y se siente despertar porque algo cae sobre ella con suavidad, unas gotas de...
No puede ser, no es agua... 
Son cientos de granitos de la arena gruesa que hace frontera con el mar.  Algún desalmado la ha utilizado para hacer una mísera fotografía.

Juan Carlos Pascual

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