sábado, 30 de marzo de 2013

MI PROPIO MILAGRO

_MG_3782

Para que no me olvides te encadenaré a este banco y engancharé tu mirada a la lluvia para que puedas ver con otros ojos, para que puedas reconocerme en cada gota que resbale por tu paraguas solitario, el cual duplicaré para que se sienta acariciado por el mío, aunque yo no lo necesite porque no tengo carne ni huesos que proteger.

Dicen que los fantasmas no existen y te aseguro que tienen razón.  Yo no soy un fantasma o un espíritu, sigo siendo el que he sido siempre, el que te llevaba de la mano en cada paseo, el que acariciaba tu espalda cuando los temores te acechaban, el que abrazaba tu cuerpo cada vez que lo pedías, el que no entendía nada cuando mi cuerpo yacía en el ataúd y yo lo miraba con desazón.

Sigo siendo yo, y cada lágrima tuya me rompe el corazón del que fui desposeído, y eso es insoportable porque no encuentro la manera de consolarte.  Por más que lo intento no eres capaz ya de verme, ni de sentirme, aunque te juro que lo seguiré intentando hasta establecer mi propio milagro.
En mis noches de utopía seré un veneno yacente que transite por tus venas, y aunque no lo logre al final lo conseguiré.

No me olvides. 
Yo estaré siempre a tu lado velando por mi propia desesperación.  Y si algún día te paras mientras contemplas un escaparate y sientes un cálido rumor entre tus ojos y lo que miras, recuerda que es tan sólo el eco de mi inherencia.

 

Juan Carlos Pascual

No hay comentarios:

Publicar un comentario